
Este proyecto del STDF tenía por objeto aumentar la competitividad y sostenibilidad de la industria frutícola y hortícola kirguisa mejorando el cumplimiento de las normas sobre inocuidad de los alimentos. El proyecto pretendía reforzar la capacidad de los agricultores, los elaboradores de alimentos y las autoridades nacionales para cumplir las prescripciones sanitarias y fitosanitarias de la Unión Económica Euroasiática (UEEA), así como, de manera más general, aumentar el acceso a mercados regionales de alto valor y mejorar los medios de subsistencia de en torno a 323.000 pequeños agricultores.
Kirguistán, que se adhirió a la Unión Económica Euroasiática (UEEA) en 2015, disponía de un período de transición de tres años para adoptar el marco de reglamentación sanitaria y fitosanitaria de la Unión. Aunque se preveía que la adhesión impulsara las exportaciones agroalimentarias, el país registró, por el contrario, una disminución de las exportaciones y un aumento de las importaciones procedentes de otros miembros de la UEEA. Independientemente del período de transición, los comerciantes de productos alimenticios kirguisos estaban obligados a demostrar el cumplimiento de la reglamentación sanitaria y fitosanitaria de la UEEA para acceder a esos mercados.
Al mismo tiempo, la creciente demanda de productos alimenticios inocuos y de alta calidad por parte de los consumidores kirguisos, especialmente los supermercados, generó una presión considerable para lograr la armonización con las medidas de la UEEA. Sin embargo, el sistema sanitario y fitosanitario del país seguía basado en normas GOST anticuadas centradas en la certificación del producto final, que no adoptan los enfoques modernos de inspección y auditoría basados en el riesgo.
Las carencias de capacidad entre los expertos nacionales, los organismos gubernamentales de control y los empresarios de la industria alimentaria constituían un obstáculo adicional. No se conocían adecuadamente las buenas prácticas agrícolas, el análisis de peligros y puntos críticos de control (APPCC) ni las metodologías de evaluación del riesgo.
El proyecto tenía por objeto hacer una contribución decisiva a la mejora de los conocimientos y de los sistemas de inocuidad de los alimentos en el conjunto de Kirguistán. El proyecto promovió el cumplimiento de las normas internacionales y de la UEEA, ayudó a lograr la continuidad del acceso a los mercados para las exportaciones kirguisas y aportó pruebas de los progresos hacia la armonización reglamentaria, una condición esencial para la prórroga del período de transición de la UEEA.
1. Mejora de la capacidad de gestión de la inocuidad de los alimentos en la industria frutícola y hortícola
El proyecto ha mejorado los conocimientos y las prácticas en el conjunto de la industria frutícola y hortícola de Kirguistán, lo que ha promovido la armonización con las normas de la UEEA y el Codex. Dos informes nacionales en los que se han evaluado los riesgos para la inocuidad de los alimentos, las carencias de infraestructura y las dificultades en materia de legislación han sentado las bases para la realización de intervenciones específicas.
Se ha elaborado una nueva guía de APPCC adaptada a los elaboradores de frutas y hortalizas, que servirá de futuro manual de formación a escala nacional.
2. Mejora de los sistemas de formación y servicios de asesoramiento nacionales
Se ha elaborado y ejecutado un plan nacional uniforme de formación, en colaboración con la Asociación de Empresas de Frutas y Hortalizas (AFVE) kirguisa, el TES Centre y las universidades técnicas.
La FAO ha impartido formación a 45 expertos en bromatología nacionales, y se ha seleccionado a 16 instructores principales y auxiliares para impartir el programa. Entre julio y noviembre de 2023, esos instructores impartieron formación a 1.560 agricultores (704 mujeres, 856 hombres) en 75 sesiones de formación sobre buenas prácticas agrícolas, así como formación sobre el APPCC a 86 empleados de 37 empresas de elaboración.
La mejora de los conocimientos ha sido significativa, ya que las puntuaciones de los agricultores aumentaron del 21,8% al 78,8% después de la formación, y el 87% de los empleados de las empresas de elaboración obtuvo una puntuación superior al 80% en los exámenes posteriores a la formación. El material didáctico estaba disponible en ruso y kirguiso y ahora se está considerando su integración en programas de estudios universitarios.
3. Mejora de la capacidad de las autoridades competentes en materia de inspecciones y cumplimiento
El proyecto ha prestado asistencia al Ministerio de Salud, el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Agricultura en la elaboración de directrices nacionales sobre inspección basada en el riesgo destinadas a los elaboradores de productos frutícolas y hortícolas, armonizadas con el APPCC y la reglamentación de la UEEA. Además, se han sometido a la consideración de las autoridades gubernamentales dos listas recapitulativas para la inspección y un resumen de las medidas en materia de APPCC. A fin de mejorar la capacidad de los organismos encargados de velar por el cumplimiento, se ha impartido dos rondas de formación sobre el APPCC, las buenas prácticas de manipulación, las buenas prácticas agrícolas y las técnicas de inspección basadas en los marcos del Codex y la UEEA a 49 funcionarios de control de los productos alimenticios (37 mujeres, 12 hombres).
1. Cotejar y formalizar la base de datos de elaboradores nacionales
Es necesario un cotejo exhaustivo de la base de datos de elaboradores de productos frutícolas y hortícolas para identificar las lagunas existentes en los registros oficiales. Elaborar una base de datos centralizada y actualizada que esté integrada en los sistemas nacionales de información agrícola contribuirá a aumentar la eficacia de la reglamentación, la formación y las iniciativas de acceso a los mercados.
2. Sensibilizar acerca de la inocuidad de los alimentos y la certificación
Mediante campañas de información específicas se debería promover la sensibilización de los agricultores y consumidores acerca de la importancia de la inocuidad de los alimentos y la función que cumplen la certificación de buenas prácticas agrícolas y la certificación APPCC. El interés del público por la inocuidad de los alimentos puede contribuir decisivamente a la adopción de este enfoque. Entre los esfuerzos futuros deberían figurar actividades de divulgación específicas en las que se informe a los distintos sectores del público de la importancia de la inocuidad de los alimentos y de la función que cumple la certificación en la verificación del cumplimiento.
3. Ultimar y aplicar la legislación nacional sobre inocuidad de los alimentos
Aprovechando el apoyo prestado por el proyecto a la redacción de la nueva Ley de Inocuidad de los Alimentos, es necesario continuar esta labor para ultimar, adoptar y aplicar la legislación. Ello incluye redactar los reglamentos y directrices de aplicación pertinentes. Un marco jurídico sólido es fundamental para institucionalizar la inocuidad de los alimentos, normalizar las inspecciones y promover la observancia.
4. Reforzar la capacidad de los inspectores de seguridad alimentaria en las regiones
Para lograr la aplicación efectiva de la nueva reglamentación sobre inocuidad de los alimentos se deberían ampliar las actividades de formación de inspectores, especialmente en las regiones menos atendidas. Los inspectores no solo deben estar capacitados para exigir el cumplimiento, sino también para ofrecer orientaciones técnicas a las empresas alimentarias. El apoyo institucional y la impartición de cursos de actualización y refuerzo ayudarán a profesionalizar los servicios de inspección y generar confianza entre las partes interesadas.
5. Mejorar la supervisión reglamentaria del uso de plaguicidas y productos agroquímicos
Los organismos gubernamentales deberían examinar y actualizar la reglamentación relativa a la importación, circulación y uso de plaguicidas y productos agroquímicos. Armonizar la legislación nacional con las normas internacionales mejorará la inocuidad en toda la cadena de valor y reducirá los riesgos de incumplimiento en el comercio regional.
6. Crear capacidad entre los agricultores en materia de medidas sanitarias y fitosanitarias y acceso a los mercados regionales
Los agricultores necesitan formación práctica en materia de prescripciones sanitarias y fitosanitarias, especialmente en lo que concierne a las vigentes en el marco de la UEEA. Debería prestarse apoyo adicional centrado en la reducción de las pérdidas posteriores a la cosecha y la mejora de la calidad del producto mediante el perfeccionamiento de las prácticas de elaboración, envasado, etiquetado, almacenamiento y transporte.
7. Ampliar el acceso a los servicios de asesoramiento y los conocimientos técnicos especializados
Ampliar los servicios de asesoramiento y divulgación es esencial para el cumplimiento sostenible de sistemas de inocuidad de los alimentos tales como el APPCC, ISO 22000 y FSSC 22000. La inversión en el fortalecimiento de la infraestructura y las plataformas de intercambio de conocimientos ayudará a los elaboradores a reforzar sus sistemas internos y reducir progresivamente la dependencia del apoyo externo.